viernes, 10 de abril de 2009

Ginger & Fred









La arquitectura de Frank Gehry ciertamente no pasa desapercibida, y ante ojos conservadores puede parecer hasta inexplicable y caprichosa. Sin embargo esa es una mirada superficial, y muchos de sus edificios son interesantes para analizar desde el discurso que establecen en sí mismos, y con el entorno en el que se encuentran ubicados. Todo diseño, independientemente de que sea orientado a lo objetual, espacial o comunicacional (por utilizar la tríada según se ordenan las carreras en la FADU) pone en juego la noción de verosimilitud. Y muchas veces el discurso manifiesto e implícito pueden servir a lograrlo o no. Un edificio se convierte en un sintagma o morfema dentro un gran discurso que es una ciudad, agregando o restando sentido según como se perciba.
Este edificio de F.G. de principios de la década del 90 ubicado en Praga me parece un buen ejemplo como para pensar cómo construir o estructurar un discurso visual, aún cuando se trate de un elemento arquitectónico.
El encargo original daba cuenta de un espacio en el centro de Praga (una gran ciudad para conocer) donde antiguamente había un edificio que había quedado en ruinas debido a los bombardeos aliados contra la ocupación alemana en la segunda guerra mundial. El resultado final fue este edificio llamado "Ginger & Fred" en alusión a la gran pareja de baile de una época de oro del cine. Viendo el edificio terminado, pensando en Praga, Ginger Rogers y Fred Astaire, Segunda Guerra Mundial... uno podría pensar, qué tienen que ver? y más importante aún, por qué el edificio tiene esa forma?...preguntas válidas. 
Debo confesar que mi intención original de este post tenía que ver solo con lo sintáctico del edificio, la arquitectura de Gehry muchas veces busca (creo) manifestar puntos de contacto entre el entorno y el objeto. Y de este edificio me parecía interesante como encontró sentido pasando de un lenguaje (el cine) a otro como el arquitectónico. Viendo una foto de los bailarines comparada con un boceto a mano alzada y el resultado final es dificil no ver que el edificio realmente está bailando. Muchas veces el lenguaje de un diseño puede renovarse o lograr resultados impensados incorporando conceptos o elementos de otros universos. Desde ese lugar esta obra me parece interesante.
Pero corriendome de la fascinación propia, me encantan los edificios del viejo Frank, encontré que lo más interesante en la búsqueda de verosimilitud del edificio no estaba tanto en el cómo sino en el por qué.
El edificio en un principio puede parecer muy alienígeno o alienante, un entorno más bien clásico en un país de europa del este resuelto por un arquitecto americano. Un elemento contextual que tuvo un impacto fuerte a la hora de editar el partido conceptual del proyecto tiene que ver con lo histórico, el nuevo edificio iba a reemplazar a otro bombardeado y en ruinas, no iba a ser construído en un lote vacío, o como parte de una modernización. Es decir el partido conceptual se estructura en virtud de un contexto sobre el cual el proyecto va a operar. Y en este caso hubo una decisión fuerte en vincular el sentido del nuevo edifico con algo que parece ajeno (el baile, las películas musicales) como un elemento esperanzador por cuanto toda europa sufrió la catástrofe de una guerra y el edificio busca apelar nostálgicamente al mundo de bondad casi naif de las películas musicales. Sobre todo en un contexto donde muchas restauraciones de posguerra buscaron borrar todo registro de la guerra. Por otra parte el lenguaje formal del edificio hace de memoria de lo acontecido con el edificio anterior, da cuenta de la violencia a la que fue sometido, y que el arquitecto decididamente no omitió, como tal vez un edificio racionalista hubiera hecho. Inclusive hay algo que le da cierto dramatismo que es que las ventanas están como saliendo del interior, como si hubiera algo que las estuviera empujando hacia afuera.
Tal vez muy en el fondo el edificio plantea cierta crítica histórica, en el sentido de que parte de la humanidad por ser naif dejó que ocurriera una gran tragedia como la de la segunda guerra, hay que agregar que Gehry  siendo judío tampoco ignoró contextualmente lo que la guerra significó socialmente en praga.
Lo interesante, más allá de lo que uno pueda entender del edificio, ya sea solamente una forma que se retuerce, un edifico que parece derrumbarse, una forma totalmente arbitraria...es el proceso de conceptualización del mismo, y algunos de los elementos que estructuraron el contexto de edición del proyecto. 
Juan Miranda

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