El lunes pasado en la clase que dio Pablo cuando fue proyectado este afiche surgió la discusión sobre las bondades del mismo. En una primera mirada no parece ser un afiche muy logrado, gráficamente, eso es bastante evidente. Pero mientras pensaba eso, era un afiche desconocido para mí, y algunos decían que con esa mujer-hombre no habría identificación, que tal vez no sería rememorable, y que tal vez podría potenciar el "a mí no me va a pasar" con el cual todos de una forma u otra nos mandamos por el mundo, comencé a pensar lo parecido que puede ser diseñar una campaña de bien público al juego del pool o billar (a ciencia cierta desconozco la diferencia, uno tiende a pensar que son la misma cosa, ojalá alguien pueda aclararmelo!). Se me ocurría que eran situaciones similares por el hecho que en el juego uno tiene que generar diversos movimientos a partir de como uno utilice la bola blanca impactada sobre otra u otras. Estratégicamente y tácticamente pensar y diseñar una campaña tiene mucho de eso, donde el sentido final, "embocarla" surje de estudiar las posibilidades y las probabilidades de las lecturas que se puedan generar, y a partir de ahí, una semiosis social que pueda redundar en cambios conductuales. También, teniendo en cuenta la fatídica bola negra, que puede hacer perder cualquier partida, por más bien que se esté planeando. Pensar y generar un discurso de campaña sobre cuestiones sociales es incomodar con un sentido pro activo en algún punto, es tocar o poner en relieve situaciones incómodas de nuestros comportamientos individuales expresados socialmente. En este punto el lunes se vieron dos caminos posibles, los de las campañas duras y las blandas, y los límites que cada se traza a sí misma. Una de las cosas más complejas referido a las "incomodidades" es como no traer invitados inesperados a la comunicación, que puedan generar el efecto contrario, o que polaricen toda la comunicación, cuando esta en realidad debe buscar universalidad. Aquí puede aparecer nuestra bola 08, que es lo que yo creo que en el afiche de la mujer-masculinizada por el alcohol un poco naufraga, desde la buena intención seguro. Un recurso que puede ayudar a hacer más aceptable un mensaje que puede ser dificil de aceptar por cualquiera por sentirse aludido es el humor, cosa difícil de manejar. No parece ser la intención de este afiche el de recurrir al humor, pero es una lectura tal vez posible, y en el contexto que dibuja el afiche no está bien utilizado, porque en tal caso parece más una burla que humor, dos cosas muy distintas. Pero lo que más me hizo preguntarme si el afiche está bueno o no, e inclinarme por el no, es lo que verbalmente dice. Me parece que dirigir una comunicación hacia mujeres con dificultades con el alcohol, y compararlas con el hombre, es una mala estrategia, que en algunos casos hasta podría reforzar el alcoholismo (qué debería pensar o sentir una mujer que es alcohólica por su marido, no suena muy disparatado e improbable). Por otra parte es sexista, y no queriendo entrar en una discusión bizantina, el afiche me impulsa a hacerlo. Por último podría pensarse que "si sos mujer está mal que tomes como un hombre, pero si sos hombre tomá todo lo que quieras que no pasa nada". Claro que estas son solo algunas miradas que se le pueden hacer al afiche, como tantas otras. Lo que es importante en cualquier caso es pensar o analizar, qué puedo estar significando dentro del gag del afiche que podría ser contraproducente, y desde la instancia proyectual atenuarlo. Es decir, en el pool uno necesita de la bola 08, uno no puede hacer como que no está porque es parte del juego, en la comunicación pasa algo similar.
Por último creo que el afiche hace gala a la frase "hacé el bien sin pensar a quien", pues creo que no miraron bien a quien querían hacer el bien, el bien para alguien puede ser el mal para otro, esa es la gran disyuntiva de lo social, en términos de colectividad. Esta frase tiene un dejo de moralina con esencia de grupo religioso, pero es una frase que niega nuestras diferencias como individuos. Y hacer una campaña, es justamente construir un lector, que pueda sentirse partícipe desde su particularidad, pero que no debe sentirse marginado por ella, ni condenado, ni apuntado ni castigado. Es preferible hacer el bien pensando y viendo bien a quien se le quiere hacer bien.
Juan Miranda
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