Salomone 03: junio 2009

Ver estas imágenes tomadas en febrero último en pleno invierno generan una sensación mezcla de nostalgia y de alivio, según nos guste más o menos el verano o mejor dicho el verano en plena ciudad de Buenos Aires. El verano en una ciudad como Buenos Aires trae la aparición de comportamientos novedosos con tal de surfear el calor agobiante. El último verano dentro de esas novedades, tuvimos a partir de la acción directa del Gobierno de la Ciudad la aparición de las "playas de Buenos Aires", una acción bastante curiosa de la gestión actual. Lo primero que tengo que reconocer es que como idea es muy astuta en términos de "mejorar" la calidad de vida de los ciudadanos, muy oportuna y relativamente fácil de instrumentar. Como golpe de efecto y no de calor fue ingenioso, más allá del dominante color amarillo tanto de las sombrillas, sillas reposeras y otras aplicaciones. El otro día en el taller una alumna, Paola Coltrinari planteaba la real lectura que la sociedad en general hace sobre campañas de vía pública, más en concreto sobre las realizadas por Benetton en los años 80/90. Y esa es una de las preguntas del millón en diseño gráfico, tratar construir sentidos que sean adquiribles por los lectores/usuarios/destinatarios de los mismos. buscando generar una poliemia "controlada", como una reacción en cadena donde uno configura los sentidos a recuperar y los sentidos que no deberían recuperarse o asociarse. Claro que es una tarea compleja, y la realidad es que a un afiche de vía pública no hay que pedirle más de lo que realmente puede entregar. Después las múltiples lecturas que puedan sufrir están más allá de nosotros, en todo caso no somos oráculos ni videntes. En este caso de las playas voy a plantear algo, que reconozco es una mirada demasiado fina, probablemente irrecuperable pero como ejemplo de las cosas a analizar cuando uno piensa un gag pueden ser útiles para tomar decisiones contundentes y hacer elecciones estratégicas.

Así como la idea de las playas de bs as me pareción una idea ingeniosa, el afiche que las "comunicó" a la sociedad fue el que como diseñador me generó más simpatía de todos los que hasta ahora ha publicado el gobierno porteño, hasta la aparición de ese los afiches me parecían bastante anodinos más allá del amarillo proselitista. Ese afiche me parecía afectivo, como gag publicitario me parecía correcto, reemplazar el típico castillo de arena de la playa por un elemento urbano porteño puede estar bien, y si está realizado como estaba realizado el edificio Kavanagh todavía mejor, aún no sé si es un 3d de arena o una maqueta, pero lo cierto es que la imagen era interesante. Hasta ahí todo fenómeno con el afiche...pero sin embargo a mi particularmente me producía ruido. Y tratando de descifrar qué era lo que me molestaba llegué a la conclusión de que era precisamente lo que me parecía buenísimo del afiche, el edificio Kavanagh. ¿Por qué? Bueno el gag principal del afiche me generó asociaciones al recorrer el puerto y parte de la costanera norte, la serie de fotos están sacadas en un mismo día que me produjeron sensaciones encontradas. Ciertamente algo que pienso que este gobierno, por el signo político bajo el cual se cobija debería ser más cuidadoso en mostrarse elitista. Lo primero que me pregunté es por qué alguien iría a una playa a hacer el Kavanagh, es decir, ese edificio es tan paradigmático como para representar la totalidad de la ciudad? Y en todo caso paradigma de qué puede ser este edificio? Un edificio que en este momento tiene el valor del metro cuadrado más alto de la ciudad o uno de los más altos, construidos por una familia adinerada según la leyenda para ocultar la iglesia que se esconde por detrás con el mérito de haber sido el más alto de la ciudad cuando fue inaugurado. Por qué no haber elegido otro edificio o elemento paradigmático de la ciudad? El obelisco? Y no, quién iría a la playa a hacer un obelisco?? bueno, el obelisco mejor no. El cabildo? Podría haber sido, aunque alguien con la misma mirada podría decir que es un edificio de nuestro pasado español...El congreso de la Nación? Mmmm el gobierno de la ciudad utilizando un símbolo del poder legislativo nacional, difícil, y difícil de hacer en arena...La Plaza de Mayo? "poco" interesante para hacer en arena...bueno, estas preguntas evidencian que tal vez la elección no era tan sencilla como parece.

Pero la otra cosa que me generaba ruido era que el afiche nos prometía la llegada a la ciudad de ...la playa!! Iupi! Una ciudad con, digamos 15 o 20 km de costa natural al río más ancho del planeta requiere que el gobierno de la ciudad nos traiga ...la playa! Y esas playas no están en la playa, puesto que como veia en mi recorrido el acceso al río es complicado, porque desde hace mucho está privatizado...por gente que historicamente podria asociarse con los constructores del Kavanagh! A esta altura mi ruido mental se había convertido en un poco de indignación. Qué paradoja que el gobierno de todos en la ciudad, nos invite a ir a una playa que no está en la playa con un edificio hecho de arena que significa en algun lugar a los que nos dejaron sin la playa natural. Bueno, puede ser un acto medio fallido de querer devolvernos la vista al río, algo que ha sido tema de disputas desde la época de las invasiones inglesas.

Todo este recorrido mental es altamente improbable y delirante, probablemente potenciado por el calor y el sol de febrero. Pero a lo que apunta es a reflexionar sobre el alcance de la comunicación, sobre todo de aquella que implica lo social, aunque este caso sea de un tema algo trivial. La comunicación de cualquier gobierno no debería tratarse como algo publicitario, ya que eso implica la lógica del consumo y del consumidor, y eso deja afuera a quienes no pueden consumir. Y el gobierno de una ciudad es de todos, de los que lo votaron y de los que no, y de los que aun no pueden votar. Y tengo la sensación, como dijo alguna vez el gran diez, que al gobierno de la ciudad con este afiche la tortuga se les escapó un poquito.

Juan Miranda