Es paradójico que en días de cumplirse otro aniversario del (esperemos) último golpe militar se está hablando tan livianamente sobre castigar con la muerte a aquellos que cometen delitos, es decir a aquellos que quiebran la ley, y de manera particular a uno de los axiomas que sostienen al género humano, el de no matar a un miembro de su propia especie.
Los argentinos en general vivimos en una especie de amnesia selectiva por la cual parece que vivimos en un borroso y conveniente presente, acomodamos el pasado según las conveniencias del presente y no parece que podamos mirar más allá del eje de las 24 horas siguientes, es un milagro que existan fabricantes de agendas por estos lugares. Y más preocupante aún hacemos uso de las palabras de manera irresponsable. La palabra matar está demasiado extendida en modismos cotidianos, "uno se mata por llegar o conseguir algo", o cuando uno no sabe algo la respuesta inmediata es "uuuu me mataste...", en los 80 justo despues que nuestros amigos de botas largas decidieron dar la retirada de la casa rosada se habia puesto de moda la expresión cuando uno veía algo interesante " uuu loco, matooó!", ni hablar cuando uno se enoja y termina con un contundente "matate". Cada uno puede encontrar muchos más lugares de nuestra manera de articular las palabras donde la palabra matar aparece casi inocentemente. Si la realidad es una construcción del lenguaje, es decir que la realidad solo es posible por medio del lenguaje, y cada lengua construye un tipo de realidad ligeramente diferente, habria que preguntarse qué rol cumple la aparición tan cotidiana de una palabra que está relacionada con la muerte.
No se trata de justificar el presente desde un ayer que comienza a alejarse, pero sería bueno en estos días del aniversario de uno de los momentos más oscuros de nuestra sociedad, cuáles son los efectos que han quedado impregnados en nuestro ser. Es seguro que el valor de la vida no es el mismo después del 24.03 de 1976, sobre todo a partir de ese hipócrita y conveniente 'algo habrán hecho" por el cual muchas conciencias quedaron relativamente tranquilas. Los que piden la pena de muerte (sabrán lo que están pidiendo realmente?) quieren convertir la idea de matar a un ser humano en ley?, convertir al Estado (es decir todos nosotros) en asesinos premeditados en haras de cumplir la ley? Eso sería tener más seguridad? en todo caso, qué es estar seguro?
La Cátedra
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